5/11/15


Vaya por adelantado que la gran mayoría de integrantes de esta web somos fans declarados de Skottie Young. Y por si no habían quedado claras nuestras preferencias, sólo tienen que echar un vistazo a los artículos que ya dedicamos en su momento a la colección de Mapache Cohete y a la miniserie de Giant Size Little Marvel: AvX para entender hasta qué punto nos fascina su trabajo, sobre todo cuando ejerce como autor completo (guión y dibujo).

"I hate Fairyland" es el nuevo trabajo de Skottie Young, y uno muy especial. Aquí el autor se lanza a la piscina, ya que en vez de usar los "juguetes" de Marvel, ésta es una colección cien por cien suya, con personajes salidos directamente de su imaginación. De ahí que haya decidido publicarla en Image, que es esa compañía que permite a los autores conservar los derechos de sus obras (y con la que Young tiene un vínculo muy especial, como él mismo explica en un ameno texto que acompaña a la historia principal).


Pues bien, después de leer el primer número de este "I hate Fairyland" he de decir que, aunque su estilo es reconocible, éste no es el Skottie Young al que estamos acostumbrados. ¡¡Es incluso mejor!! Porque al no tener que rendir cuentas a nadie, al no tener que pensar en el marketing, las películas, los crossovers y todo lo que hace que los cómics de las dos grandes cada vez molen menos, aquí se puede permitir hacer lo que le dé la gana.

Y lo que le apetece es contar una historia que destila mala leche por los cuatro costados. Una aventura muy salvaje sobre una "niña" atrapada en una especie de Reino Mágico, una especie de versión extendida de "País de las Maravillas", donde da rienda suelta a su frustración...a base de machetazos, cañonazos, mordiscos y mutilaciones varias. Tiembla, Lobo el último Czarciano (el de verdad, no la cosa cutre esa que pulula ahora por el Universo DC) porque te ha salido una seria competidora.


Skottie Young va a lo suyo, y lo suyo es muy diferente a lo que se hace por ahí. En tiempos del "decompressed storytelling", es decir, esas historias que están pensadas para ser leídas en tomos recopilatorios, donde los primeros números suelen ser un aburrimiento en el que no pasa nada hasta la última viñeta, llega este genio y necesita ¡¡sólo cinco páginas!! para ponernos en situación y contarnos todo lo que debemos saber sobre el origen de la protagonista. Ni Stan Lee en sus mejores tiempos.

"I hate Fairyland" sigue las aventuras de Gertrude, una monísima niña que es arrastrada mágicamente a Fairyland tras pedir un estúpido deseo. Allí la Reina Cloudia le da las indicaciones pertinentes para encontrar la llave necesaria para regresar a su mundo (y, de paso, le "presta" a Larrigon Wentsworth III, una especie de particular Pepito Grillo) algo que, según sus cálculos, sólo debería llevarle como mucho un par de días.

Y entonces la acción nos traslada al presente... 27 años más tarde. Porque el sentido de la orientación no es precisamente el punto fuerte de la protagonista.



Obviamente Gertrude odia Fairyland. Y Fairyland la odia a ella. Y todos estarían contentos de que la niña abandonara el reino de una puñetera vez, pero parece que la cosa va para largo. Si es por mí, puede ir para muy largo, porque ver a Gertrude en acción es hilarante. No veo la hora de que salga ya el segundo número.

Skottie Young, que es un tipo de gustos eclécticos (vamos, que le pega a todo, como los que hacemos esta web), mete miles de variadas referencias en la historia: desde el ya citado Pepito Grillo hasta una Luna con cara (¿alguien dijo George Mèliés?), pasando por una especie de He-Man aún más anabolizado...e incluso, cómo no, guiños a "La Guerra de las galaxias" (cuando lean el cómic lo entenderán). Magistral.

Por tener, este "I hate Fairyland" incluso recupera la sana costumbre (que ya usaba Peter David en "Factor X") de usar textos promocionales para meter todo tipo de coñas que hacen que sea una lectura obligatoria. Su "sinopsis" del número 2, llena de mala baba, es para enmarcar.

Si algún día se publica en España (que espero que sí) me temo que lo hará en formato tomo. Que no está mal, pero ésta es una serie para disfrutar mes a mes. Y así tener 30 días para pensar qué nuevas salvajadas y chistes crueles pondrá el gran Skottie Young en el siguiente número.