7/11/15


La verdad es que en un mercado nacional tan saturado de publicaciones y salpicado por la crisis, es de agradecer que todavía surjan iniciativas novedosas en materia de reediciones. Cómics que dabas por perdidos, material que en su día dejaste pasar y que por cualquier motivo no compraste... Imagino que ya sabéis de que estoy hablando, y el consiguiente subidón cuando te enteras que algo que buscabas se reedita.

Imaginad que estoy hablando de tebeos españoles, miniseries que salieron a mediados de los noventa y que NUNCA habían sido reeditadas. Porque lo normal con el cómic americano, el manga o el europeo es que tarde o temprano todo salga nuevamente a la venta, aunque su calidad fuera cuestionable. Pero con el cómic patrio eso es una rara avis.
  
Pues volved a imaginad, pero esta vez mi sorpresa cuando Aleta Ediciones anunció este volumen recopilatorio con dos miniseries de la efímera línea Laberinto de Planeta de Agostini, recopilando “Black Hacker” y “Zeta” del tándem Cereza y Santacruz. En aquellos años devoré muchos de sus tebeos: las tres miniseries de “Desafío”, la primera de “Crónicas de Mesene”, “Neck & Cold”, “Purgatorio”, “Iberia Inc” y su secuela “Triada Vértice”… pero deje pasar otras como “Jaque Mate”, “Aníbal Gris” o “Black Hacker”. Esta última me fastidió especialmente porque en aquella época me molaba mucho toda la temática ciberpunk.


Sólo han hecho falta casi veinte años y mucha paciencia para poder leer “Black Hacker”. Y aunque no es una obra perfecta – sus autores reconocen sus defectos en los interesantes textos que firman y que complementa muy bien la edición de Aleta – me ha gustado bastante porque tiene todo lo que necesito de este tipo de historias. A saber; contamos con un futuro distópico y contaminado, un gobierno totalitario y fascista y un grupo de rebeldes llamados los Hackers, mucha acción, violencia, tribus urbanas y algo de romance junto con un par de giros inesperados.


Tres numeritos que cunden bastante gracias al denso guión de Juan Carlos Cereza, que incluso tuvo en su momento que reducir la historia de cuatro a tres números para que Juan Román Cano (genial su entrada sobre la confusión con su nombre artístico) tuviera tiempo de dibujarla. Leyéndola entiendo que tuviera que rebajar la extensión, porque como una víctima del horror vacui, el gran Santacruz recarga cada página para conseguir ese ambiente sucio, opresivo y agonizante de una sociedad donde la libertad de expresión es un recuerdo de épocas pasadas.

El siguiente cómic rescatado de Laberinto es el one-shot “Zeta”. Un tebeo divertidísimo, también de ambiente futurista, pero con una atmósfera mucho menos oscura. Nos cuenta la historia de una pareja de cazarrecompensas de lo más peculiar formada por una chica dura de roer y un robot de ocio experto en cine y cultura popular con un diseño a lo “Appleseed”. Juntos tendrán que pasar de la escasa moralidad que les queda cuando la hermana de la chica protagonista es asesinada.

Una historia de acción sumamente macarra con muchas referencias frikis y ese toque oscuro de conspiración que tanto mola. Se nota que Cano Santacruz ya estaba mucho más versado en las artes artísticas. Su trazo es mucho más fino, igual de detallado pero con un toque más limpio y unas páginas más claras sin estar tan recargadas como en “Black Hacker”. Una pena que no haya más historias de estos personajes.


El tomo es rematado por una historia corta de ciencia ficción llamada “Los Cuentos de Babah”, que apenas supone una introducción a lo que sus autores querrían habernos contado, pero que por desgracia no encontraron ubicación para que viésemos su historia explorada.

A modo de complemento final se incluyen numerosas páginas de bocetos de Cano Santacruz, con diseños de todos los personajes así como una galería de cubiertas originales.

Lo vuelvo a repetir y no me canso: ojalá se repitan este tipo de ediciones.