20/11/15



Perdí la virginidad en esto de los crowdfundings en la primavera de 2013.

Como buen amante de todo lo que rodea a "Star Wars", fue fácil autoconvencerme para hacer algún tipo de aportación a un proyecto que por aquel entonces se llamaba “Descubriendo a David Prowse”. Desde entonces a los mecenas se nos ha ido informando puntualmente tanto de los avances como de los retrasos que estaban dándose en el documental, y hasta donde yo sé, nadie se ha quejado de que hayan pasado más de dos años antes de poder ver el proyecto en todo su esplendor.

Todo empezó con otro nombre mucho menos llamativo...
Mi compañero Fran Villalba ya pudo disfrutarlo antes que yo en el pasado Festival de Sitges, en donde además pudo charlar con sus directores, Toni Bestard y Marcos Cabotá. En esta web somos muy plurales y nos gusta dar nuestros distintos (o no tan distintos) puntos de vista sobre un mismo producto, por lo que ahora le toca a un servidor hablar del documental.

Hace un par de días por fin pude visionarlo. En parte, como reportero cubriendo un pase de prensa; por otra parte, como aficionado de la saga; pero, sobre todo, como padre de la criatura. Por muy ínfima que sea mi aportación a dicho documental, me sentía parte de él. Así que llegué al Cine Verdi, me senté  en un lateral, pegado a la pared y dejando un par de asientos libres a mi lado, como buscando cierta intimidad ante lo que iba a ver.

Y aunque en cierto modo sabía a lo que iba, los directores rompieron mis esquemas. Desde el primer momento te ves interpretado por uno de sus directores, Marcos, quien servirá de hilo conductor durante toda la cinta, representándonos a todos los seguidores, y persiguiendo un sueño que tendrá a David Prowse como protagonista. Un sueño en forma de homenaje, de momento de justicia para con el actor y que desearás ver cumplido según va avanzando la película


Por otro, descubres al protagonista en sí. No al actor que se esconde tras la máscara de Darth Vader, sino al ser humano que se esconde detrás del actor. Y te enamoras de él. De su carisma, de su tranquilidad, de la paz que desprende por mucho que se le haya tildado de villano o persona non grata desde Lucasfilm. Y todo, como decía mi compañero Fran en su artículo, por una soberana tontería (o no tanto, pero que nadie se preocupó en investigar hace más de 30 años).
Dicho de otro modo ¿conocen la expresión española “maté un perro y me llamaron mataperros”? Pues Prowse es la cabeza de turco de un “incidente” en el que ni siquiera se acercó a un perro, pero oye, le gustaban. El significado de esta metáfora lo tendréis que descubrir por vosotros mismos viendo el documental, y comprobareis que el ego de algunos siempre quedará por encima del sentido común. Por lo tanto, mientras en la primera mitad te encariñas del actor, en la parte final te dan ganas de hacer un “change.org” para que este hombre de 80 años pueda visitar una convención oficial de Star Wars lo más pronto posible (sí, tengo en mente la SW Celebration que tendrá lugar en Londres el año que viene, y espero que la salida internacional de este documental ayude a que la gente piense lo mismo).

Ojalá algún día encabece el cartel de invitados en la mayor convención de Star Wars de todas

¿Fue una putada? Al 100%. Y con nocturnidad y alevosía, sobre todo cuando escuchas a Robert Watts, productor de la trilogía clásica, hablar de cómo llevaron a cabo ciertas partes del rodaje, haciendo que te enciendas de mala leche para a continuación ser enfriado por la tranquilidad de Prowse.
Y es que, por mucho que quieran vendernos la moto de que el personaje de Darth Vader está ligado a demasiadas personas como para centrar su figura en uno solo, no lo consiguen.

Vader es Prowse, Prowse es Vader.

James Earl Jones es el primero que dice que su labor fue simplemente un efecto especial, lo de Sebastian Shaw debe ser el cameo mas rentable de la historia y Hayden Christensen, esto…. tengo un muñeco de Lego de Vader que me aporta más carisma al personaje que esta persona.

Desde hoy ya podéis verla en las salas de cines.
Al terminar el documental todos aplaudimos, sin saber que en las últimas filas de la sala nos vigilaba el mismísimo David Prowse, mientras yo estudiaba al milímetro los títulos de crédito buscando el nombre de mi hija, nombre elegido como mecenas.
Reseñar un momento al final de la cinta, en el que el mismo David Prowse pregunta algo así como: “Me pregunto si seré un buen embajador de Star Wars…”

Lo eres David, con mayúsculas. Quizás el mejor.