Haciendo un símil deportivo, recuerdo cuando hace años Rafa
Nadal era el sobrino del jugador de fútbol del Barcelona y de la selección
Miguel Nadal. Ahora sólo los más viejos del lugar nos acordamos aún de aquel
central, pero todo el mundo sabe quién es el famoso tenista.
Pues bien, Joe Hill empezó con la inevitable coletilla de “hijo
de Stephen King”, pero se puede decir que en un futuro no muy lejano se
conocerá al genio del genero del terror como “...ah sí!!!! ¿¿Ese no era el
padre de Joe Hill??”
Y es que, por mucho que el patriarca de la familia
mantenga a su legión de fans contenta con novelas cada vez más insulsas (de lo
más reciente se salvaría “22/11/63”, de la que se prepara serie de TV), es Joe
Hill el que se renueva constantemente, regalándonos maravillas en diferentes ámbitos,
pero teniendo el comic como principal herramienta, con “Locke & Key” como
gran referente a superar. Una vez leído,
todo lo demás te parecerá inferior.
Y esa es la piedra en la carretera que se encuentra "Wraith" (Espectro), publicado gracias a Planeta en una cuidada edición en tapa dura. Sin llegar a decepcionar del todo, sabes que este cómic podría
haber ofrecido mucho más, y me da la impresión de que la mayor culpa de todo se
la lleva el dibujo de Charles Paul Wilson III.
¿Es mal dibujante? No especialmente, pero su estilo es difícil de leer y es de
esas clase de dibujantes con los que te queda la sensación de “esto lo puede
dibujar mi sobrino de 9 años”. Hill se acompañó en sus anteriores comics de
Gabriel Rodriguez (quien se encarga de unas espectaculares portadas variantes)
o de Jason Ciaramella, que firmó un trabajo increíble en “La Capa”, por lo que
desgraciadamente las comparaciones acaban resultando desalentadoras para el
dibujante de este tomo. Eso no quita admitir que sabe componer páginas, o que se marque alguna splash o doble splash tan significativas como la del Laberinto
de Hielo (y en la que os invito a buscar a Wally y a un Capitán América
criogenizado):
El comic en sí viene a ser un complemento, que no
adaptación, de la novela “NOS4A2” (leído en inglés, prácticamente lees
“Nosferatu”) en el que durante 7 números se narrarán las desventuras y penurias
de un grupo de presos y sus custodios que llegan a bordo del ya famoso Roll-Royce
Wraith (si, el título hace referencia a un modelo de coche) al parque de
atracciones idílico/terrorífico de Christmasland tras un intento de huida poco
satisfactorio. Roll-Royce conducido,
cómo no, por el chófer con el que jamás compartirías ni siquiera un semáforo,
Charles Manx, del que se conoceremos su particular historia al comienzo del tomo
a modo de prólogo.
La historia principal se va complementando además con el flashback de uno de los presos, Chess Llewellyn, con el que irás simpatizando según se
desarrollen los acontecimientos al ver que su mayor pecado fue querer lo mejor
para su hijo a cualquier precio (siendo padre, te pones en su lugar y no paras
de defender cada uno de sus actos) y cuya historia supone una fuerte crítica al
asqueroso sistema sanitario estadounidense.
Cerrando los 7 números de la miniserie nos encontraremos un
número en prosa a modo de epílogo, un cuento con pequeñas ilustraciones, en el
que se darán respuestas a infinidad de “por qué” y con el que confirmas que los
malos no nacen, se hacen. Y es que aunque Manx viene a presentarse como el
villano de la historia, no deja de ser del tipo de malo con el que te
encariñas y con el que llegas a empatizar una vez conoces su pasado. Digamos
que forma esa figura de villano justiciero, un Robin Hood de lo sobrenatural.
¿Te lo puedes leer sin leer la novela? Por supuesto.
Es más, si tu primer contacto es el cómic, estarás deseando hacerte con ella
para devorarla. Y si ya conoces la novela, estarás deseando saber aún más de nuestro querido conductor.
En unas semanas volveremos a hablar tanto del libro como del cómic, así que os invito a seguir visitando nuestra web. Os aseguro que no os defraudaré...
En unas semanas volveremos a hablar tanto del libro como del cómic, así que os invito a seguir visitando nuestra web. Os aseguro que no os defraudaré...