15/10/15


Si hace un par de días hablaba de "Love and piece", diciendo que la película cogía desprevenidos a todos los fans del director (por su naturaleza familiar y su mensaje enternecedor), "Tag" es sin duda el Sion Sono que todos esperábamos. Sobre todo, cómo no, su primera y demoledora escena. Un compendio de brutalidad y diversión marca de la casa que hace que la película comience muy en alto y te preguntes qué va a pasar a continuación.

Por desgracia, el resto de la película no está a la altura. Lo que no quiere decir que sea mala, ni mucho menos, pero sí que es extraña (lo que tampoco nos debería coger por sorpresa, siendo una película de Sion Sono). La protagonista, una colegial japonesa, de repente se transmuta en otro personaje. Y cuando aún estamos tratando de pillarle el hilo al asunto...nueva burrada y a cambiar de tercio.


Y no sólo cambiamos de escenario, sino de actriz. Porque la colegiala se convierte en una jovencita que se va a casar (en la boda más bizarra que verán nunca). Y cuando las cosas se tuerzan, porque tengan claro que van a hacerlo, sus rasgos físicos variarán una vez más para mostrarnos a una corredora en medio de una maratón a la que, para no ser menos, también le pasan cosas raras. Es como ver "Carretera perdida" pero en su versión oriental y con un sentido del humor pasado de rosca del que carecía la peli de Lynch.

"Tag" es una montaña rusa en la que, cuando menos te lo esperas, cambias de tercio nuevamente. El problema es que nunca llegas a tener del todo claro lo que está pasando. Incluso cuando al final nos den algunas explicaciones, saldremos de la sala con más preguntas que respuestas. Algo que a otro director jamás le habría perdonado y a que Siono se lo consiento (soy perfectamente consciente de mi doble vara de medir cuando hablamos de alguien a quien admiro) pero que, no se crean, tampoco me hizo salir dando palmas con las orejas.


Si algo hay que admitirle al realizador nipón es que hace lo que le da la gana del modo en que le apetece. Con dos narices. Como en este caso, que se basó en una novela (al parecer la historia de "Tag" es bastante conocida en ciertos círculos, al menos japoneses) pero de la que sólo cogió el título y un planteamiento muy sui generis para sacarse de la manga una historia personal en la que seguro que hay algún tipo de conclusión, pero yo salí demasiado descolocado como para pillarla.

Desde luego, hay que ver "Tag" con la cabeza bien despejada o una noche de borrachera, yo creo que no hay punto intermedio. Y entender que se trata de un juego y dejarse arrastar por él, sin preocuparse demasiado por si lo estamos entendiendo del todo o no. Al menos es honesto en su planteamiento, ya que como dice una de las amigas de la protagonista varias veces a lo largo del film "la vida es surreal". Vamos, que quien avisa no es traidor.


Sion Sono es una de las voces más frescas que hay actualmente en el cine, y te gusten más o menos sus películas, cada nuevo trabajo suyo resulta, como mínimo, una experiencia de lo más interesante. Así que ya saben, déjense llevar y súbanse a esa locomotora en pleno descarrilamiento que es "Tag".