16/10/15



Como dejaba claro la excelente película "Canino" (y no, la referencia no es casual), somos el resultado de la sociedad en la que vivimos. Y si resulta que somos niños que viven en una especie de comunidad en la que hay un único padre protector, que juega con nosotros y nos enseña a usar armas de fuego, mandándonos a asesinar gente (trabajos por los que luego conseguimos estrellas doradas y otras recompensas), pues esa vida nos parecerá de lo más normal.

Este es el punto de partida de "Partisan", la excelente película del debutante Ariel Kleiman, protagonizada por ese brillante actor todoterreno que es Vincent Cassel, que nos ofrece una interpretación majestuosa y llena de matices. El suyo es un personaje horrible, detestable, al que logra humanizar lo suficiente como para que haya momentos en los que incluso olvidamos al monstruo que se esconde debajo de su sonrisa.


"Partisan" es una película dura, que habla de muchos temas (aunque muchos de ellos se muestran únicamente a base de pinceladas). Resulta interesante ver cómo Cassel logra crear su propio reino atacando las debilidades de esas madres abandonadas que encuentran en él el cariño que nunca han tenido en sus vidas, hasta el punto de no sólo confiarles a sus hijos, sino de ver con buenos ojos eso de vivir en una comunidad en la que el "macho alfa" (a decir verdad, el único hombre) comparte cama con todas sin comprometerse realmente con ninguna.

También es interesante analizar la relación del protagonista con los niños, por los que parece sentir auténtico cariño, Los manipula, los utiliza en su provecho, pervierte su infancia, sí. Pero a pesar de todo ello, el amor que les profesa es sincero. Lo que añade una dosis extra de horror a lo que vemos en la pantalla, porque no hay peor demonio que aquel que demuestra que también es humano.


"Partisan", como la citada "Canino", comparten un punto de partida centrado en una sociedad chocante, pero que para algunos es la única realidad que han conocido. Un poco como sucede con las sectas. Pero como la historia tiene que avanzar y es imposible profundizar en todos los asuntos, al final la atención se centra en el joven Alexander, uno de los miembros de la comunidad, por el que el protagonista siente preferencia y que, al mismo tiempo, es el más listo de todos.

Pero ser inteligente a veces resulta peligroso. Porque Alexander poco a poco empezará a entender que la realidad no tiene que ser exactamente como se la han explicado. Conforme avanza la trama irá cuestionando las decisiones del líder, entendiendo que quizás no es el amado padre que todo el mundo cree (incluida su progenitora, que no duda en enfadarse con su propio hijo por desobeceder a Gregori, el personaje de Cassel)

Y en este camino sin retorno, llegará un momento en el que tendrá que decidir si quiere seguir formando parte de la comunidad o encontrar su propio camino, Un viaje iniciático excelentemente desarrollado, ya que a pesar de que el joven va abriendo los ojos, el director no se olvida de que en el fondo sigue siendo un niño. Que darse cuenta de algunas cosas no significa entenderlo todo. Por más que cuestione la sociedad en la que vive, sigue siendo la única que conoce, de modo que resulta imposible discernir qué está bien y qué está mal. Y menos cuando no cuenta con ninguna ayuda.


"Partisan" es una de las grandes sorpresas de este festival. Una película que insinúa, que propone ideas sin imponerlas. Particularmente me gustaría que hubiera ahondado más en un sistema social que me resulta fascinante, pero, como digo, había tanto que contar que al final era necesario decantarse por un camino concreto para desarrollar la historia. Y, a pesar de mis tibias protestas (fruto del interés por la historia), creo que el director acertó de lleno.