20/10/15


He aquí otro ejemplo de película que pega en Sitges tanto como Michael Hakene dirigiendo una producción para Marvel. Si lo de "Youth" ya era de juzgado de guardia, esto ni les cuento. Pero lo importante, como ya hemos dicho, no es si la película tiene vínculos con el género fantástico, sino si se trata de un buen producto. Y sí, lo es. Aunque con reservas.

"Life" cuenta la historia real de la relación entre el fotógrafo Dennis Stock y el malogrado actor James Dean, a quien logró fotografiar en una mítica sesión que aún hoy se recuerda, pocos meses antes de su trágico fallecimiento. 


La película de Anton Corbijn es un biopic al uso, de factura técnica impecable, eso sí. Además cuenta con muy buenas interpretaciones de sus dos actores principales: Robert Pattinson, demostrando que hay vida más allá de esa basura de "Crepúsculo" (y ojo, porque, como ocurre con Kristen Stewart, el chaval es mejor actor de lo que la gente piensa) y Dane DeHaan ("Chronicle", "Amazing Spiderman 2") intentado abrirse definitivamente camino en Hollywood.

El problema principal de "Life" es que la puesta en escena está muy bien, todo resulta más que correcto, pero lo cierto es que no hay historia a la que agarrarse. Como diría George Constanza, es una película que va "sobre nada".


Porque, siendo sinceros, Stock y James Dean nunca llegaron a ser lo que se dice amigos. Y esa sesión de fotos "que iba a cambiarlo todo" (la frase se repite varias veces a lo largo de la película), pues, para ser sinceros, no cambió nada. Ni siquiera se publicó en la portada de la revista "Life", sino en páginas interiores (muy, muy interiores).

Si las fotos se han hecho famosas es, ni más ni menos, porque el actor murió a los 24 años, de modo que todo el material sobre James Dean inmediatamente se revalorizó. Pero si esta web hubiera existido en aquellos tiempos y le hubiéramos hecho la peor entrevista de la historia un par de meses antes de su fallecimiento, ahora también tendría un gran valor histórico. 


Así que en realidad es una historia sobre una sesión de fotos y ya está. Lo malo es que, en aras de ser fiel a lo que realmente pasó, Corbjin decide conscientemente no usar ninguna de esas mentirijillas hollywoodienses que se añaden a los biopics cuando estos no son suficientemente interesantes. Dicho de otro modo, "Life" es una película fría, casi gélida. Aprendemos poco de sus dos protagonistas, no hay moraleja, no hay una enseñanza que digas tú "por eso esta historia merecía ser contada".

"Life" es casi casi una fotografía. Una hermosa pintura, disfrutable, pero demasiado rígida como para tener vida propia. Es de estos films que debe resultar apasionante filmar (y más para el director, que además de trabajar en el cine es un reputado fotógrafo) pero cuyo resultado final no termina de interesar a la audiencia. Porque no hay gancho ni ganas de intentar inventarse uno.


¿Me arrepiento de haberla visto? Por supuesto que no. ¿Me olvidaré de ella dentro de poco? Me temo que sí. Porque cuando una película está más preocupada por el placer estético que por intentar llegar al corazón del espectador, es evidente que tiene los días contados. Y si no, al tiempo.