16/10/15


En todo festival de Sitges hay una película como ésta. De la que sales de la sala preguntándote en qué demonios estabas pensando cuando decidiste que sería una buena idea verla. Ni siquiera me refiero a cintas en las que tienes puestas muchas esperanzas y al final resultan ser una decepción. No, estoy hablando de esos títulos que ya de por sí te dan mala espina, aún así decides verlos y descubres que vale que a veces te equivoques (ya saben, "Summer Camp", "The invitation"...) pero tu intuición aún merece algo de crédito.

Todo este párrafo sólo para decirles que "Lace Crater" es mala con avaricia.

Mala, sobre todo, porque es una frikada en toda regla que, a mi juicio, se equivoca a la hora de elegir el tono de la película. Pongámonos en situación; grupo de amigos pasa el fin de semana en casa de uno de ellos. El chico, como si tal cosa, comenta que la habitación de invitados, según su madre, está encantada. Ya saben, conversación típica de sobremesa cuando quedas con los colegas.


Y claro, como estas cosas son así, le toca dormir allí a la chica que acaba de romper con su novio y se encuentra vulnerable. De repente descubre que sí, que hay un fantasma. Y no uno cualquiera, sino un chaval con el cutis un poco estropeado pero de buen ver, que se esconde bajo una especie de esterilla cutre (no sé ni cómo llamarlo. Es lo que aparece en la primera foto). Así que la chica se lo piensa un poco y se dice, "qué diablos, la vida es corta y nunca me he tirado a un espectro. ¿Follamos?". Tal que así.

Esto en manos de los coreanos hubiera sido una comedia friki encantadora. Es decir, en mi cabeza una historia en la que la protagonista descubre un fantasma y en vez de asustarse acaba montándoselo con él, o es "Ghost" o tiene que estar planteada en tono de humor para que la cosa tenga sentido.


Pero no, resulta que "Lace Crater" se toma en serio a sí misma. Muy en serio. Así que el resto de la película oscila entre el suspense y el drama existencialista, con nuestra prota descubriendo que el hecho de follar con un muerto no quita para usar protección, porque si no te pueden pasar cosas raras.

Lo siento. Es todo demasiado bizarro como para poder tomármelo en serio. El director te pide un salto de fe que yo particularmente no fui capaz de concederle, porque no me creo el punto de partida. Pero bueno, que si hubiera picado hubiera dado lo mismo, porque el film tampoco es que tenga un gran recorrido. Cuenta poco, divaga mucho, y lo que cuenta ni siquiera me parece interesante.


Es curioso que la actriz Lindsay Burdge esté presente en uno de los mejores títulos del festival ("The invitation") y  luego protagonice uno de los peores (este "Lace Crater"), dando la de cal y la de arena. No sé, si la película se les pone a tiro y les apetece, allá ustedes. Pero si son de los que hacen una lista de lo que pusieron en Sitges, no la incluyan ni entre sus 50 primeras opciones.