19/10/15


Ver "Experimenter" es como contemplar el reverso oscuro de "La red social". Si David Fincher se las arreglaba para lograr una película fascinante partiendo de la idea menos interesante del universo (aunque, siendo sinceros, el guión de Aaron Sorkin también ayudó lo suyo), el director Michael Almereyda ha conseguido que de una historia sumamente interesante salga una película capaz de aburrir a las ovejas. 

Pero vayamos por partes. Todos ustedes saben quién es Stanley Milgram. Sí, háganme caso. Quizás no les suene el nombre, pero seguro que han oído hablar de su experimento más famoso. 


Tenía que ver con la capacidad de obediencia de los seres humanos. Dos personas se presentaban voluntarias a un teórico estudio sobre la importancia de los castigos a la hora de ejercitar la memoria. Uno de ellos hacía de profesor y otro de alumno. Cuando el alumno fallaba la respuesta, el profesor debía darle una pequeña descarga eléctrica, que iba subiendo en intensidad conforme aumentaban los fallos. El truco, estaba, claro, en que el "alumno" en realidad formaba parte del equipo de investigación.

Se trataba de averiguar hasta dónde eran capaces de llegar los "profesores", sobre todo cuando desde la otra habitación se les imploraba clemencia y que parasen los castigos. Porque, recordemos, nadie estaba obligado a seguir adelante con el experimento. Se podían plantar cuando quisieran.

El resultado: más del 80% llegaba hasta el final, incluso cuando ya no había respuesta por parte del alumno, aplicando descargas eléctricas que podrían fácilmente causar la muerte a un ser humano. Aterrador.


Pero más aterrador que eso es el hecho de que, en vez de preocuparse por la respuesta de los voluntarios (daba igual género o color de la piel, todos mostraban la misma crueldad), hubo mucha gente que se preocupó más por lo que consideraban una "inexcusable falta de ética" a la hora de llevar a cabo el experimento, por eso de no contarle toda la verdad al sujeto de prueba. En serio, me recuerda al episodio de Los Simpson en el que, después de descubrir mirando por un telescopio que un meteorito va a arrasar Springfield, cuando al final se salvan deciden destruir el observatorio, para que jamás vuelvan a darles una noticia como esa.

El tema, como ven, es fascinante. O al menos así me lo parece. Hubiera dado para un excelente documental o para una interesante película, al estilo de los biopics que triunfan en Hollywood (una especie de "Imitation game").


Pero no, llega el bueno de Almereyda y tira por el camino de en medio. Que consiste en ficcionar la historia (apoyándose en el buen trabajo de su protagonista, Peter Sarsgaard) pero manteniendo el enfoque cuasi-documental. Es decir, que tenemos a nuestro protagonista hablando todo el rato a cámara y contando lo que sucede, con expresión aburrida, sin que se haga ningún esfuerzo por darle un poquito de emoción a una historia que necesita desesperadamente música ambiental y un par de mentirijillas al estilo "Una mente maravillosa" para animar el cotarro, aún a costa de tergiversar un poquito los hechos (porque esto es cine; no te quitan puntos por no ser fiel a la realidad, te los quitan por ser tedioso).

De modo que lo que tenemos son noventa minutos de un documental que no es un documental, y que como se apega tanto a la realidad resulta que ni es interesante ni en realidad pasa nada (al buen hombre no le juzgaron, ni entabló una batalla judicial, ni hizo nada de esas cosas que hacen que estas pelis "basadas en hechos reales" cobren interés; simplemente siguió adelante con su vida). 

Regresando a la comparación con Los Simpson, hay momentos en los que creí que el protagonista iba a decir "Hola, soy Troy McClure y tal vez me recuerden de otros experimentos como..."


"Experimenter" no me cuenta nada que no supiera ya, quizás porque no hay nada que contar. Se apega a un hecho fascinante para construir una película a la que le hace falta pasión, interés y una historia como Dios manda. Al menos nos permite ver de nuevo en la gran pantalla a Winona Ryder, una mujer que mereció mejor suerte con su carrera.

Pero bueno, nosotros también merecíamos una mejor película. A veces la vida simplemente resulta injusta.