22/10/15


Hacer un remake en muchas ocasiones termina siendo una mala idea. Hacer un remake de una película de Mario Bava (director que aún mantiene su legión de acólitos, es decir, que sus películas no es que hayan caído en el olvido) parece aún una peor idea. Y hacer un mal remake de una película de Mario Bava es ya una idea terriblemente espantosa. 

Pero eso no ha detenido a Éric Hannezo a la hora de sacar adelante "Enragés", remake del "Rabid Dogs" que Bava filmó en 1974. Película que he de admitir que nunca he visto. Y, pese a que por lo que he leído parece que la versión de 2015 sigue de un modo bastante fiel el argumento de la original, no sé qué tal sería la película del genio italiano, pero esta nueva versión deja mucho, mucho que desear.


Sinceramente no sé por qué no me ha gustado, porque lo cierto es que la factura técnica es impecable, hay acción, sale Virginie Ledoyen (eso siempre supone un plus en cualquier película) y Lambert Wilson hace un trabajo más que meritorio. Pero si sumas todo eso y aún así no logras convencerme (ni a mí ni al resto de espectadores, no se crean, que la gente no iba precisamente loándola por los pasillos) es que tienes un serio problema.

Quizás es que la idea estaba bien para 1974 pero no tanto para 2015. "Enragés" (2015) narra la huida de tres criminales que, tras cometer un atraco, toman como rehenes primero a una mujer y luego también a un atribulado padre que tiene que llevar a su hija pequeña al hospital para un trasplante de riñón, y que verá cómo sus planes se ven trastocados por la presencia de estos tres delincuentes que le obligan a ejercer de conductor.


A partir de ahí, como se podrán imaginar, es todo una carrera contrarreloj. Los criminales tratando de escapar del asedio de la policía mientras, como no podía ser menos, comienzan a desconfiar los unos de los otros (que es lo que pasa en estas cosas, que los hay de gatillo fácil, pendencieros y propensos a joder los planes). La mujer intentando salir por piernas a la primera de cambio. Y el hombre tratando de conservar la calma para que todo termine lo antes posible y poder llevar así a la niña, dormida en el asiento trasero del coche, al hospital para su operación.

Y no está mal, no se vayan a creerse, pero el problema (más allá de la demencial banda sonora; eso es harina de otro costal) es que la película cae en su propio círculo vicioso de set piece tras set piece en la que sabes que va a haber tensión, que algo va a salir mal, que alguien va a intentar algo que no tendrá consecuencias, y así una y otra vez hasta que lleguemos a la parte final.


Hannezo intenta que la película tenga mucho ritmo, el único modo de que no te pares a pensar lo estúpido que es todo, y hasta qué punto la película dura 100 minutos porque el director quiere, porque de lo contrario todo se podría haber resuelto en un abrir y cerrar de ojos. Sí, quizás ese sea el mayor problema de "Enragés": que sería un perfecto episodio para una serie de 20 minutos, tipo "El autoestopista" (qué recuerdos, serie mítica) o incluso un "Historias de la cripta". Pero alargarlo hasta la saciedad se antoja un capricho innecesario, y más cuando llegamos a la resolución (que obviamente no voy a desvelar), que resulta curiosa...y una tomadura de pelo al mismo tiempo. Cuando lo vean (si vean la película) lo entenderán.

Hay películas que te entran y otras que no. Puede que fuera el cansancio, o que no tenía un buen día, o que me sintiera condicionado por las protestas de mis compañeros de sesión (a los que tampoco les gustó). O quizás la explicación más sencilla es que "Enragés" es simplemente una mala película. No lo sé, pero aunque sea injusto me niego a darle una segunda oportunidad. Es, en el mejor de los casos, un producto de consumo, de usar y tirar, que no va a pasar a los anales de la historia.


...salvo su Fiesta del Oso, eso sí. Se ha convertido ya en un chiste privado, uno que prácticamente nadie entenderá salvo los que estábamos en la sala. Si hicieran un spin off de la película centrada en "La fiesta del oso", eso sí que lo vería...