8/10/15


Inauguramos hoy una nueva sección en la web, en la que daremos cabida a artículos de personas que, sin pertenecer a nuestra redacción, sí que han tenido la amabilidad de aceptar escribir para Todoocio3d.

Nuestro primer invitado es Melchor Camón, profesor, ex-Consejero de Turismo del Cabildo Insular de Gran Canaria y uno de los máximos responsables de la creación del Festival Internacional de Cine de Las Palmas de Gran Canaria, que ha elegido como tema para su artículo la figura de la inmortal Lina Morgan.


Hace unas semanas que nos dejó Lina Morgan, una de las grandes de la Escena Española. La noticia se esperaba hacía algún tiempo, pues era conocido su precario estado de salud en los últimos tiempos. Desde el momento en que saltó la noticia, todos; actores, políticos, periodistas y otros profesionales salieron en tropel a reconocer sus méritos: el cariño que le tenían, e incluso que había sido una maestra para algunos. Sin embargo nunca tuvo un Goya su carrera, y muchos críticos ponían habitualmente de vuelta y media sus revistas, consideradas siempre un género menor, y no digamos sus películas, generalmente despedazadas por la crítica a pesar de los éxitos de público y de audiencia. No obstante nadie podrá negar que contó siempre con el favor del público en todos los medios en los que se prodigó, y eso creo que es lo importante para un actor. Aunque ella, igual que muchos de la profesión, siempre tuvieron la espinita del escaso reconocimiento de críticos e intelectuales. Por todo ello, creo que está más que justificado este pequeño repaso a su obra.


Lina Morgan pertenece a toda una generación de artistas todo terreno. De los que pasaban habitualmente de un género a otro. Formados en las tablas del teatro, con el contacto directo del público, y conocedores por tanto de las reacciones de este y de la eficacia de tales o cuales recursos. Esto es lo que les permitía pasar del teatro al cine, y de este a una televisión que entonces comenzaba y que se surtía de profesionales venidos medios. Actores como López Vázquez, Toni Leblanc, Antonio Garisa o Rafaela Aparicio, y tantos otros que lo mismo cantaban, bailaban, hacían drama o comedia, cambiando de registro con una versatilidad que les permitía estar grabando por la mañana un drama para Estudio uno y por la tarde una comedia en el Teatro Calderón. Como ustedes imaginarán, esta especie está prácticamente camino de la extinción.

Hoy se trata el tipo de comedias que hacía Lina Morgan con mucha ligereza, y no debe ser así, si tenemos en cuenta que hacían tres o cuatro películas al año, y con muy pocos medios. Prácticamente no se podían repetir las escenas ya que tirar negativo encarecía muchísimo, e incluso se doblaban las películas para evitar que por algún error hubiera que cortar y repetir. Por ello creo que merece mucho respeto un cine que, hecho de aquella manera y en ese tiempo record, lo sigamos viendo hoy con agrado, e incluso el público de 40 años después que pertenece a otras generaciones se siga riendo, y encima bata records de audiencia. Por lo cual, es entendible que estos éxitos levantaran cierta envidia en el sector. Recuerdo un festival de cine, en el que los miembros del comité asesor pusieron el grito en el cielo cuando alguien les sugirió un homenaje a Lina, pues al parecer no tenía nivel.


Lina Morgan creó un personaje, cosa que no es sencilla, explotando para ello su vis cómica y su físico. Algunos de los números que tanto hemos visto estos días suponen no horas, sino meses de trabajo, y que sólo tienen buen resultado con un monstruo de la escena como ella. Son irrepetibles e imposibles sin ella, como lo eran los de Fred Astaire o los de Charlot, cada uno en su género.

Aunque desarrollara su carrera decantándose por la comedia, que tantos éxitos le dio, guiándose por criterios netamente comerciales, pues se dedicó a explotar aquello que el público le demandaba. Esto le permitió convertirse en brillante empresaria y haber llevado una carrera sin conocer subvención. Hoy esto casi no se concibe, y sólo conozco otro monstruo de la escena que lo haya conseguido: Arturo Fernández.


Sin embargo creo que hay que reivindicar también a la Lina Morgan actriz de carácter, apartándola del personaje que tanto repitió en sus revistas. Lo fue y buena, e incluso atrevida ya que pudo demostrar su versatilidad en ejemplos como los que voy a recordar a continuación. En el año 67 trabajó en “Las que tienen que servir”, película de José María Forqué, y con guión nada menos que de Alfonso Paso. En el 69, una película muy arriesgada para su época y que de comedia tenía poco, “Soltera y madre en la vida” de Javier Aguirre, con guión y producción de José Luis Dibildos, representantes ambos de lo que se llamó “la tercera vía”, una forma de hacer cine reivindicativo durante el Régimen. Imagínense en la España franquista del 69 una película sobre una chica soltera que se queda embarazada en un pueblo, y encima es la hermana del cura, papel que interpretaba otro de los grandes, Alfredo landa, al que sólo al final de su carrera, tras “Los Santos Inocentes”, de Mario Camus, le reconocieron lo buen actor que era.


En los 70, Lina Morgan trabaja en varias películas con Mariano Ozores, que es quien mejor aprovecha su vis cómica en una serie de filmes que rodarían con un éxito que ha llegado hasta nuestros días. Y es precisamente en el año 1974, en que hace nada menos que 4 películas, tres con Ozores, y en medio otra más atrevida aún que la anterior para la época, “Una pareja distinta” de José María Forqué, en la que interpretaba a una mujer barbuda de un circo, que convivía con un señor amanerado que interpretaba otro genio de la escena; José Luís López Vázquez. Hay que ser muy buenos actores para por la mañana estar rodando una comedia y por la tarde un drama, y no perder el equilibrio. Esta era la tónica habitual de los actores de la época: simultaneaban a la vez en teatro, cine y televisión, cambiando de registro varias veces al día. Lina aún tuvo tiempo para hacer otra película interesante para la época, “La Señora Doctor” de Mariano Ozores, en la que interpretaba a una médico que llegaba a un pueblo, y los pacientes le hacen el vacío por el hecho de ser mujer.


Por último voy a mencionar una película que creo que es la que mejor define la carrera de Lina Morgan, ya que hay en ella muchas coincidencias con su vida: “Dos chicas de Revista” de Mariano Ozores, que, como indiqué, es quien mejor supo explotar sus cualidades para la comedia, y quien dijo de ella que era una actriz a la que no le hacía falta explicarle lo que tenía que hacer, pues ver el guión, lo desarrollaba a la perfección. Esta película, que retrata el interior del mundo de la Revista Musical a la que tantos años se dedicó, se rodó en un mes de agosto en el Teatro de La Latina, que por entonces era de Colsada. Sigue siendo una película fresca, divertida, y que bate records de audiencia en la tv del siglo XXI... ¡Rodada en un mes! ¿Hay o no hay que ser grandes para lograr esto? Hay quien escribió que a los grandes actores dramáticos se les admira, pero a los cómicos de les quiere, eso ocurre porque generalmente los asociamos con los momentos en que nos han hecho sonreir. Por todo ello, pero especialmente por los buenos momentos que hizo pasar a tantos miles de personas. Gracias, y hasta siempre, Lina Morgan.

Melchor Camón