9/10/15


Nuestra segunda firma invitada viene a cargo del enigmático Sir Brave Robin, del que sólo podemos decir que es un apasionado de la música, el cine y el cómic. Doctor, maestro y periodista. Un hombre del Renacimiento en pleno Siglo XXI


Antes de empezar, déjeme usted que le proponga una pregunta:
¿Qué es lo primero que se le pasa por la cabeza si yo digo "Faulkner. William Faulkner"?

a) "¿Y ese quién es?"
b) "¿Eso es un escritor, no?"
c) "¿Es que no sabe que en este pueblo es auténtica devoción lo que hay por Faulkner?"

Si ha escogido otra opción que no sea la C, es muy probable que no sepa apreciar conjuntamente todos los matices de la crónica que venía a relatarle. Era eso o hablar de Dostoievsky, pero no tengo yo cuerpo de esto, madre.

Y no, no estoy delirando ni soltando incongruencias. Esta introducción que he hecho es un ejemplo de humor "amanecista".  Un tipo de chascarrillos que gusta hacer a los fanáticos de "Amanece que no es poco". Un humor que se construye a partir de diálogos, expresiones y referencias varias a esta película de José Luis Cuerda. A los incondicionales de esta película es habitual oírles hablar de Dostoievski, verles aplaudir enfervorecidos a un tal Fermín en momentos de entusiasmo colectivo o escucharles cantar la admiración que les causa cómo cabalga el corazón. 

Pero no sólo se dedican a esto:  una vez al año peregrinan desde toda España a unos pequeños pueblos de la Sierra del Segura. Y no lo hacen (únicamente) en busca de manjares locales como el atascaburras o el orujo de miel de la zona. Lo hacen para empaparse del espíritu de esta película, que merece acompañarse de adjetivos como "mítica" o "de culto". 


Cuerda no solo tomó prestados los parajes y localizaciones de Ayna, Molinicos y Liétor, los tres municipios donde se grabó íntegramente, sino que muchos de los paisanos participan en la película como figurantes o incluso como personajes con texto. Así los pasados días 2, 3 y 4 de octubre alrededor de un centenar de fans de la película se concentraron en Ayna, "el pueblo que dijo Pepe", para empaparse del espíritu amanecista. Cincuentones, parejas de treintañeros, familias con los niños al completo e incluso alguno , se concentraron en Ayna para rendir su particular homenaje a esta absorbente película. 

Los amanecistas preparando escenas con el guión facilitado por la organización

Durante este fin de semana Ayna y la comarca se vuelca con los amanecistas. Los vecinos muestran amables los interiores de sus casas en los que se rodaron escenas representativas de la película sin ningún inconveniente. Los bares reproducen la película constantemente (durante esos días no hay que preguntar qué película, sólo existe "la" película) y sus camareros incluso bromean con el carácter "comunal" de las raciones para compartir. Los bares y negocios se decoran con homenajes a la obra de Cuerda. Incluso uno de los actores locales, Juan Ángel Martínez (el niño deprimío) ejerce de anfitrión, guía a los amanecistas por los escenarios y localizaciones locales, presenta a actores, explica anécdotas del rodaje y anima a los más tímidos a escoger un personaje y lanzarse a interpretar alguna escena. "Al principio da vergüenza, pero es lo más divertido y de lo que luego más os vais a acordar", advertía a los presentes. Era divertido comprobar que en el grupo combinaba timoratos -los más novatos- con los más veteranos de la quedada, disfrazados sin pudor de todo tipo de personajes  de la película. 

Todos juntos para ver como los hombres brotan del suelo
En estas quedadas no sólo se puede conocer a los actores locales, sino que en ocasiones cuentan con algún invitado sorpresa. El propio José Luis Cuerda ha acudido por sorpresa en alguna edición. En esta quinta quedada amanecista ha acudido la soprano Elisa Belmonte, que interpretaba a la animadora de la taberna del pueblo. La cantante lírica nos hizo sonreír compartiendo los recuerdos de una joven que acudió al rodaje esperando disfrutar del glamur del cine y se encontró con un director que pidió a la maquilladora que no la pusiese guapa, sino que le echase diez años más. También protagonizó uno de los momentos más emotivos del fin de semana al cantar algunas de las piezas de ópera que interpretaba en la película. Muchos amanecistas no pudieron contener las lágrimas.


Otra de las estampas memorables del evento es el "festival amanecista". Si hasta ahora se trataba de recordar o revivir escenas  en este festival los fans más creativos saltan al escenario y amplían el universo de la película a su libre albedrío. Pudimos ver por ejemplo a un Mariano Rajoy brotando del suelo  y descubrir la respuesta de las grandes preguntas que plantea la película.  Al fin hemos conocido la importancia geográfica de las ingles. La creatividad también va dando lugar a piezas audiovisuales: se estrenó un documental sobre el fenómeno amanecista y un corto de clara inspiración amanecista:  Atardece que no es poco. No faltaban en él curas, americanos ni un negro -perdón: minorías étnicas- haciendo estampas.

En definitiva fueron tres intensos días dedicados a una película, a un sentido del humor y a una tierra acogedora. Tres días de complicidad donde raro no raro saber que el rizoma de los transplantados es como el del lirio común: "He venido porque me alegraba saber que no estaba solo, que no podía ser tan raro", nos comentaba otro amanecista primerizo. Tres días donde incluso los menos fans acaban contagiados del espíritu de la película. "Por fin entiendo de qué te ríes y por qué te hace gracia", le decía una novia a su pareja. "La película no me hacía gracia pero he venido acompañando a unos amigos y he acabado encantado", confesaba otro asistente.

Asistir a esta quedada es como ir a un concierto de un buen grupo de música: el espectáculo gana mucho en directo.

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Un  documental sobre Amanece que no es poco


Un breve clip de los informativos



Sir Brave Robin