2/10/15


Mamoru Hosoda es un genio. Iba a decir que es uno de los nombres más importantes de la animación actual en Japón (con permiso del estudio Ghibli), pero en realidad debería hacerlo extensible al mundo entero. Su trabajo siempre ha sido interesante, pero desde que se alejó de otras franquicias (como "One piece") y comenzó a trabajar en largometrajes más personales, cada nuevo trabajo es recibido con una gran y merecida expectación.

Hosoda es el responsable de dos obras maestras como "La chica que saltó a través del tiempo" y "Summer Wars", a la que le siguió la muy interesante "Wolf children", que aunque particularmente me gustó un poco menos (demasiado drama para mi gusto) volvió a cautivar a crítica y público y se fue del festival de Sitges, como casi siempre, con un premio debajo del brazo.


Y ahora Hosoda sigue haciendo historia, ya que su nuevo trabajo, "The boy and the beast", ha sido la primera película de animación en formar parte de la sección oficial del Festival de cine de San Sebastián, donde no ganó (eso ya hubiera sido la guinda del pastel), pero sí que dejó una grata impresión. Y es que, sin ser su mejor trabajo, vuelve a ser una de esas películas que ningún fan del buen cine (en general, no hablo sólo de animación) debería perderse.

"The boy and the beast" cuenta la historia de un niño que, al morir su madre, viaja por casualidad a otro universo, donde es adoptado por una bestia tan poderosa como fanfarrona, que se está preparando para convertirse en el nuevo campeón del Reino. Al principio la relación entre ambos es tirante, sobre todo porque la Bestia es un penoso profesor incapaz de controlar sus impulsos. Pero poco a poco los dos van estrechando lazos, lo que es beneficioso para ambos. Pero entonces el chico por casualidad encuentra el camino de nuevo a su hogar natal, y todo cambia irreversiblemente.


La película incide en algunos temas muy presentes en la filmografía de su director, como la importancia de la familia (definida como algo que supera los simples lazos de sangre) y la necesidad que tienen los protagonistas de encontrar su lugar en el mundo. Si en "Wolf children" los niños tenían que decidir si querían vivir entre los humanos o junto a los lobos, aquí el dilema del protagonista es si quedarse a vivir con su "padre adoptivo" o regresar a su mundo, con el resto de humanos.

Pero no se preocupen, que a pesar de que la película tiene una fuerte carga sentimental, vamos, que es de esas historias que te hacen reflexionar, "The boy and the beast" también cuenta con impresionantes escenas de acción que convierten la historia en una aventura continua e impiden que la trama se haga aburrida o demasiado profunda.


Hosoda combina a las mil maravillas un mensaje intimista con una puesta en escena espectacular, un poco (salvando mucho las distancias, no se me vayan a tirar al cuello) a lo que hace Pixar, experta en crear obras para toda la familia que se pueden apreciar a distintos niveles. Bien, esto es Japón y aquí es imposible obviar la capa más profunda. Pero eso no impide que, mientras nos conmovemos, no disfrutemos al mismo tiempo con su sentido del espectáculo y sus gotas de humor.

Técnicamente, la película roza la perfección. No sólo por lo cuidadas que están sus imágenes, sino por el amor al detalle, que hace que incluso las localizaciones varíen ligeramente dependiendo del año en que se desarrolla la acción (la película transcurre entre el 2007 y el 2015). Una labor encomiable que, para apreciarla en su justa medida, necesita de un segundo visionado. Admito que estaba demasiado inmerso en la trama como para percatarme de todos esos detalles que el director tuvo a bien comentar en su rueda de prensa.


"The boy and the beast" es una magnífica película con un mensaje que no conoce fronteras y que llegará por igual al corazón de los espectadores de todos los lugares del mundo. Además, la buena noticia para los espectadores españoles es que A contracorriente films se ha hecho con sus derechos, lo que significa que todos ustedes podrán disfrutarla en un futuro (esperemos que no muy lejano) en pantalla grande. Sin lugar a dudas, el lugar que le corresponde,