30/10/15


Terminamos el día de ayer hablando de Miike y comenzamos el de hoy viendo su nueva locura, "Yakuza Apocalypse". Diría que al director japonés se le ha ido la olla...si no creyera que ya venía así de fábrica.

Buena parte del público sale desconcertado y/o decepcionado, pero admito que yo me divertí de lo lindo con una película tan delirante que mezcla yakuzas, vampiros, mujeres a las que les sale agua de los oídos, hombres-tucanes, tíos vestidos como si estuvieran en el siglo XVI, chinos (o de donde sean) que dan hostias como panes...y un hombre rana metido dentro de un disfraz de hombre rana. En serio, con semejantes elementos, ¿cómo se puede no ser fan de "Yakuza Apocalypse"?

No voy a seguir insistiendo en el tema, que además todos saben que soy muy pro-Miike, pero vamos, que quede claro que soy de los fans de la peli. Al igual que lo soy del documental "Smoke and Mirrors: the story of Tom Savini", que, como su propio nombre indica, está centrado en la figura de ese genial actor/director/especialista/encargado de efectos especiales/maquillaje/lo que le echen.


Se trata de uno de los documentales más interesantes y honestos que he visto en mucho tiempo. Porque en vez de hacer un producto a mayor gloria del personaje, lo que tenemos es un retrato del ser humano, de la persona que hay detrás del icono. Savini, que es un tipo de lo más discreto, desnuda su alma, habla de su vida, sus éxitos, sus fracasos, sus relaciones familiares... y todo resulta tan apasionante como humano.

El protagonista del documental estuvo en Sitges, repartiendo simpatía y muy preocupado por si el documental era "demasiado personal". No sé lo que pensarán el resto de espectadores, pero yo no cambiaría una sola imagen. Así lo pienso y así se lo dije al productor. Para aprender las técnicas que usaba Savini, seguro que hay decenas de tutoriales que se pueden consultar. Pero para saber más sobre este genial y talentoso multiusos, para eso está "Smoke and mirrors".


Por cierto que a la misma hora, en otra de las salas proyectan "The boy and the beast", la nueva película de animación de Mamoru Hosada ("Summer Wars"), que es fabulosa y que me pierdo única y exclusivamente porque ya la vi en San Sebastián. Y aún así no se crean, si me hubiera cuadrado habría repetido de mil amores, porque es una delicia.

En esta ocasión Hosada cuenta la historia de un niño que, tras perder a su madre, es adoptado por una Bestia de otra dimensión, un guerrero tan bueno como egoísta. Pero con el tiempo la Bestia gana en humanidad, al tiempo que el niño encuentra una nueva familia. Claro que todo se complica cuando por casualidad el niño regresa a su mundo natal, lo que le pondrá en el compromiso de decidir si volver con su "padre adoptivo" o vivir entre el resto de humanos. Familia, amistad y cuál es nuestro lugar en el mundo, temas muy presentes en la filmografía del director, pero que si sigue desarrollando en films tan interesantes, por mí que insista todo lo que quiera.


El día va bien...hasta que llega "Rabid Dogs" (o "Enragés", como prefieran). Un remake de la película de Mario Bava, en la que tres atracadores que huyen de la policía cogen como rehenes a una mujer y a un pobre padre que llevaba a su hija pequeña al hospital, para que se sometiera a un trasplante.

Sinceramente no sé decir por qué, pero la película no funciona. A pesar de la premisa, a pesar de estar basado en un film de Mario Bava, a pesar de que Lambert Wilson está muy bien...no fue capaz de atraparme. Terminó por aburrirme, ayudado por una banda sonora que no pega ni con cola y por la sensación, al final, de que en el fondo todo es una tomadura de pelo, una historia creada únicamente y exclusivamente para poder mostrar ese final (que obviamente no revelaré) pero que, siendo sinceros, todo podía haberse resuelto en 15 minutos.


Más interesante me parece "Life", otra de esas pelis que pegan tanto en Sitges como Woody Allen dirigiendo una entrega de "Transformers". Un biopic sobre la relación de un fotógrafo de la conocida revista que da su nombre al título con la malograda estrella James Dean no es precisamente una historia que pueda inscribirse en el género fantástico. 

No voy a negar que me daba pereza verla, sobre todo porque que tenga a Robert Pattinson de protagonista tampoco es que me haga dar saltos de alegría. Pero oye, al final resulta que no está tan mal. No puedo decir que sea una gran película (sobre todo porque intenta desesperadamente sacar una historia de donde no la hay) pero al menos la disfruto mucho más de lo que imaginaba. No fascina, pero tampoco aburre. E intuyo que, cuando llegue a la gran pantalla (porque ésta sí tiene todas las papeletas para conseguir estreno en España) incluso tendrá su público, sobre todo entre los amantes de la fotografía o seguidores de la figura de James Dean. A mí, como ambos temas ni me van ni me viene mucho, pues eso, me entretuvo pero tampoco iniciaré una gran campaña a su favor.


La última peli del día (sí, hoy no tocaba sobredosis extrema, pero es que el cansancio se nota) es "High Rise", la peli de Ben Wheatley basada en una novela de J.G,Ballard y que ya había visto también en San Sebastián. Pero, como dije en su momento, la vi cansado y quería dedicarle un segundo visionado. Pues misión cumplida.

Y debo decir que me gustó más que la primera vez, pero que también fui más consciente de sus errores. La historia de una lucha de clases dentro de un edificio futurista (una de esas idas de olla made in Ballard) tiene momentos brillantes, pero en el último tercio todo se descontrola demasiado, todo se vuelve demasiado extraño...en eso sigo pensando lo mismo. Pero vamos, lo de Tom Hiddleston, Luke Evans, Jeremy Irons y el resto del reparto es para quitarse el sombrero. Recomendadísima (a pesar de que no es perfecta).

Con esto termina la penúltima jornada del festival. Sólo un día y Sitges 2015 será historia (y después de estar escribiendo sobre ello, en vivo o en diferido, durante todo el mes, les aseguro que lo echaré de menos. Aunque aún tengo como 15 entrevistas pendientes para entretenerme...)