12/9/15


La carrera de alguien toca verdaderamente fondo cuando, a la hora de elegir entre ver una película suya o una de Uwe Boll, te decantarías sin pestañear por la segunda opción. Qué demonios, antes me trago todo un maratón de grandes clásicos del cineasta alemán, como "House of the dead" o "Bloodrayne", puestos en loop, una y otra vez, que volver a visionar "La visita". Creo que con eso lo digo todo.

Shyamalan, ese director al que se le ocurrió un final ingenioso ("El sexto sentido"), rodó una película buena ("El protegido") y se sacó de la manga algunos planos inspirados en lo que, por lo demás, era una memez de película ("Señales") sigue su proceso descendente, cuesta abajo y sin frenos. Cuando crees que no puede hacer nada peor que "Airbender" (aunque "After Earth" estuvo ahí ahí) se saca de la manga "La visita", noventa minutos de mi vida que jamás regresarán.


Sé que abuso demasiado de la expresión "lo peor que he visto nunca". Tristemente la he empleado tantas veces que podría llenar la programación de un Festival como Sitges sólo con cintas que han merecido ese calificativo. Así que no diré que "La visita" es la peor película que he tenido la desgracia de ver, porque seguro que me he enfrentado a cosas peores (aunque ahora mismo no me venga nada a la cabeza). Pero sí que les aseguro que es mala de solemnidad.

Dos niños...adolescentes...lo que sean, se van a pasar una semana con sus abuelos, a los que no conocen, porque su madre se enfadó con ellos antes de que nacieran. Pero ahora la buena señora se va de crucero con un noviete hispano, y es un buen momento para soltar a la prole con esos progenitores con los que no se habla. Lo que haría cualquier madre, vamos. Y luego los niños empiezan a intuir que algo raro pasa con sus abuelos. Pero debe ser porque son viejos, y ya se sabe que los viejos tienen manías y achaques, así que tampoco es que se preocupen mucho...


¿Podría haber sido una buena película? Hombre, se la das a David Fincher y seguro que te hace algo superinteresante (que "Perdida", tengámoslo presente, es argumentalmente flojita. pero la pericia del director hace que nos quedemos pegados a la butaca). Pero en manos de Shyamalan, la cosa pinta peor. Y menos cuando, vete tú a saber por qué, opta por hacer una peli de "found footage", que es el refugio de los pobres y/o los cutres. Mira, pensándolo mejor, le viene como anillo al dedo.

Al final, el director estira como chicle una historia que parece un mal capítulo de "Historias de la cripta" (y lo digo adrede, porque tiene alguna similitud con un episodio de la serie...que era cojonudo. Qué malas son las comparaciones). Y sí, tiene "sorpresa final". Sorpresa que necesita por parte del espectador ya no la "suspensión de la credulidad", sino una lobotomía para no ver todos los problemas que tiene la resolución. Aparte de que a la media hora ya es evidente el truco (tardé diez minutos más que con "El bosque", supongo que es porque me aburría tanto que ni siquiera puse esfuerzo en descifrar el enigma), con lo que sólo deseas que el tercer acto llegue lo antes posible.


Película aburrida, sin ritmo, que hace que "Paranormal Activity" parezca obra de Michael Bay, y con dos protagonistas tan sosos y repelentes que ni siquiera deseas que mueran. Sólo que se acabe todo lo antes posible (por no hablar de escenas tan sonrojantes como el calco del patético recurso usado en "Señales" (no digo más, para que puedan sentir vergüenza ajena por ustedes mismos) o esa escena final en la que intuyes que con la misma el director se está riendo del público en su cara y adrede...)

Lo mejor de "La visita" son algunas de sus frases, que yo personalmente interpreté en clave metalingüistica. Hacia la mitad, el niño dice "esperemos que esto no vaya a peor", que es como si me estuvieran leyendo la mente. Más adelante el abuelo suelta "pronto acabará todo", que es, de nuevo, mi deseo dicho en alto. Y hacia el final alguien suelta "no vivas nunca con rencor a nadie", que parece una súplica de Shyamalan para que no le odiemos mucho por lo que ha perpetrado, como disculpándose porque él también tiene facturas que pagar.


Si quieren verla, allá ustedes. Yo, y mira que me trago cualquier mierda que llega a la gran pantalla, he jurado que no volveré a ver nada que lleve la firma de este señor. Por salud mental. Porque tengo cosas más importantes que hacer con mi vida como, por ejemplo, contar el número de azulejos que hay en mi cuarto de baño.