1/9/15


Peli de tipa que vuelve de entre los muertos, aunque un tanto "cambiada" (como lo que pasaba en la excelente "Línea mortal", pero a lo bestia). Protagonizada por Olivia Wilde, Mark Duplass (que parece sentirse igual de cómodo en sus pequeñas producciones independientes que en películas de corte más comercial), Evan Peters ("American Horror Story") y Donald Glover ("Community"). ¿Qué puede salir mal?

Pues, por lo que se ve, todo. "The lazarus effect" es un completo despropósito, de principio a fin. Una de estos films que lo fían todo a su premisa, pero que ni se molestan en desarrollar mínimamente la historia o hacer algo coherente y/o interesante. Así de triste, así de real.


Y antes de que alguien diga que en los últimos días me ha escuchado soltar este discurso en demasiadas ocasiones (lo que, siendo sinceros, es verdad) y que lo que me pasa es que soy un snob que odia el género, tengo que decirles que no es cierto. Al contrario, me encantan las películas de terror, soy un público muy agradecido y, llegado el caso, no dudo en darle el beneficio de la duda a productos de calidad más que discutible (a ver, que soy el que defiende "Doomsday" como una obra maestra del género y disfruta como un enano con cualquier entrega de la saga "Scream" - descanse en paz, señor Craven -). Pero es que, en serio, casi todo lo que veo últimamente es muy, muy malo.

"The lazarus effect" mantiene el interés durante más o menos media hora. El tiempo que tardamos en descubrir el experimento que están llevando a cabo los protagonistas para revivir animales (de ahí la mención a Lázaro...por lo de "revivir", no por lo "animales"), que sepamos que les van a retirar los fondos, que Olivia Wilde la palme y que su novio decida que, from lost to the river, por qué no intentar devolverla a la vida usando los datos de su investigación. Básicamente lo que ya sabemos que va a pasar gracias al trailer.


No, no sólo gracias al trailer. Gracias a la sinopsis oficial a la película. Gracias incluso a su póster (vamos, que no les estoy soltando ningún spoiler). El 95% que vea la película, lo hará conociendo la premisa, intuyendo que algo chungo va a pasar con Olivia Wilde una vez que vuelva a abrir los ojos y preguntándose cómo lo va a gestionar el director, David Gelb, y qué pasará a continuación.

Y he ahí el problema. Que a partir de ese momento apenas pasa nada. Es decir, sí, se lía parda (si no, vaya mierda de película de terror que sería). Pero no hay profundidad, no hay desarrollo de la trama, no hay complicaciones. Les hablaba en el primer párrafo de "Línea mortal". Ahí donde la película de Schumacher triunfaba (los protagonistas regresaban teniendo extrañas visiones, y la película ahondaba en ese tema, manteniendo el interés sobre a qué eran debidas), ésta que nos ocupa fracasa estrepitosamente.

Olivia Wilde vuelve de entre los muertos y es mala. Muy mala. Puede que lo intente ocultar durante, no sé, cinco minutos. Puede que incluso haya un segundo en el que piensa que, si mantiene el engaño, a lo mejor es capaz de llevar a cabo su plan con mayor libertad de movimientos. Pero entonces, como si al guionista le hubieran pedido que empezara a recortar páginas, el personaje de Wilde se dice "qué diablos, la vida es corta", y empieza a masacrar a sus antiguos amigos, que hay mucho secundario suelto y hay prisa por hacerlos desaparecer.


Soy un defensor de las películas cortas. Admito que cuando pasan de 100 minutos mi primera reacción es resoplar, llevado por la pereza (que luego hay obras maestras de más duración y las disfruto como el que más, pero lo de saber lo que dura cada film antes de entrar en la sala es una manía mía). Pero creo que lo estamos llevando al extremo. "The lazarus effect" dura 80 minutos con créditos (75 minutos sin ellos). Una hora y cuarto. Tiempo insuficiente como para plantear una historia que tenga recorrido. Sobre todo cuando la cosa tarda en arrancar.

O a lo mejor esa es la cosa. Que la película nunca tuvo ningún recorrido. Que sus responsables jamás supieron qué hacer con la historia una vez puestas las cartas sobre la mesa. Y, como leí hace poco (odio no recordar el autor de la cita), "la gente paga por el segundo acto". Porque el primero se lo da la publicidad y la resolución todos sabemos más o menos cómo será. Lo importante es lo de en medio. Como guionista, les aseguro que es, con mucho, lo más difícil de escribir.


Y "The lazarus effect" lo demuestra. Hasta el punto de que sus responsables, de tan difícil que les pareció, directamente decidieron saltarse el segundo acto. Del planteamiento a la resolución y sin pasar por la casilla de salida.

Así no se puede. Con estos mimbres la película estaba muerta antes de nacer. Y sin posibilidad de resurrección posible,