31/8/15


Un festival de cine de terror ni es festival ni es nada si no incluye en su programación una película de Takashi Miike (bueno, salvo el Nocturna, que a ellos se lo perdonamos). Por eso no es de extrañar que en el Frighfest decidieran que el público este año merecía ver al menos una de las locuras de Miike en la gran pantalla.

El problema es la película elegida. Cuando lo normal habría sido estrenar "Yakuza Apocalyse: the great war of the underworld" (que estará en Sitges en poco más de un mes y de la que sólo escucho maravillas) o, llegado el caso, "As the God's will" (otra locura que ya reseñamos aquí), sorprendentemente (y también de forma un tanto incomprensible, hay que decirlo) los responsables del Frighfest han optado por "Over your dead body", una decisión a todas luces equivocada, por dos motivos principales.

El primero de ellos es que la película ya tiene un año de antigüedad (estuvo también en Sitges...pero en su edición del 2014). Y el segundo, y más importante, es que el film es...¿me atreveré a decir esto de algo que lleva la firma de mi adorado Miike?... un poco...aburrido.


A estas alturas ya todos sabemos lo mucho que le gusta al maestro nipón variar de género y de estilo entre un trabajo y el siguiente. Y "Over your dead body" entra en la categoría de "película seria". Demasiado seria, diría yo. Con un ritmo pausado y una atmósfera muy conseguida...pero en el que las cosas pasan a cuentagotas.

Un grupo de actores ensaya una representación de una famosa obra de teatro japonés del siglo XIX, "Yotsuya Kaidan", que es una historia de traición, infidelidades, asesinatos y venganzas fantasmales. Lo malo es que en la propia compañía también se da esa misma situación de traición, infidelidad, asesinato...y con el tiempo también aparecerá el componente sobrenatural. Aunque tampoco vayan a contener la respiración, que es todo muy raro, muy metafísico y muy "quién sabe qué es verdad y qué no lo es". Avisados quedan.


A ver, Miike siempre cumple, y la película es interesante, sobre todo a partir de la mitad, cuando por fin hay un poco (tampoco mucho, no se crean) de sangre. Pero en comparación con otras obras del maestro, el resultado final es decepcionante. Sobre todo porque a ese ritmo gélido, lleno de silencios, en el que hay que estar muy atento para no perderse en el quién es quién y qué está pasando, hay que unirle uno de esos finales japoneses rarunos en los que todo resulta muy confuso, tirando a inexplicable y, siendo sinceros, cuando salen los títulos de crédito aún estás dándole vueltas al asunto en la butaca, preguntándote si serás el único idiota que no ha pillado del todo lo que pasaba.

Y aunque al principio da algo de palo preguntar, cuando finalmente te puede la curiosidad y le pides a tus compañeros que por favor te expliquen el final, descubres que no, que no eres el único que no logra encajar todas las piezas. Vamos, que todos estamos igual de perdidos. Y así te vas, con la sensación de haber hecho un poco el primo y dando las gracias porque Miike ruede tan rápido, ya que eso significa que en menos de seis meses podrás quitarte el mal sabor de boca viendo su nuevo trabajo, uno que seguro será mejor.


De modo que, resumiendo, bien por el Frighfest por hacerle un hueco en su programación a uno de los mejores directores del mundo, pero mal por hacerlo con una obra que no le hace justicia. No es el mejor modo de adentrarse en el universo Miike, eso está claro.

...deseando estoy que llegue Sitges para ver la peli de yakuzas y zombis. Algo me dice que esa no será lenta ni aburrida.