29/8/15


Hay películas que suenan mejor en el "pitch", es decir, cuando planteas la idea general para intentar venderla, que cuando luego ves el resultado final. Y "Final girl" entra de lleno en esta categoría.

La parte buena, la que a uno le hace tener ganas de pagar su entrada, es el planteamiento. Chica huérfana criada por tipo misterioso con pasado dramático (un poco al estilo de lo que pasaba con Hit girl y su padre en "Kick Ass") se convierte en una máquina de matar que se ocupa de ir eliminando a tipos indeseables que, aunque no lo sepan, se han encontrado con la horma de su zapato.

Además, la protagonista es Abigail Breslin (qué tiempos aquellos cuando era la niña de "Pequeña Miss Sunshine") acompañada por Wes Bentley ("American Beauty" y su famosa bolsa de basura), que es otro de esos ejemplos de "yo pude ser alguien en Hollywood, pero me quedé en el camino". Rostros conocidos y solventes, lo que nunca viene mal.


Además, si ves el trailer te das cuenta de que la cosa tiene visos de ser delirante. Porque el objetivo es un grupo de amigos jóvenes y guaperas que invitan a chicas al bosque para matarlas. No sé qué coño pasa en Estados Unidos en los pequeños pueblos, que si uno no pertenece a un grupo de violadores y/o asesinos parece que no es nadie. Como si las víctimas no tuvieran familia, o a nadie le extrañara tanta desaparición, o la policía no tuviera dos dedos de frente, o... no, mejor dejémoslo aquí, porque lo cierto es que es imposible encontrarle ningún tipo de lógica.

Pero es que, en parte, eso debería ser parte de su atractivo. La fabulosa "I spit on your grave" no resistiría un análisis medianamente serio, y sin embargo un servidor disfrutó como nadie viendo como la preciosa Sarah Butler se iba cargando uno a uno, de forma tan sádica como imaginativa, a los cabrones que la habían violado en el primer acto. "Rape and revenge" de toda la vida. Así que ver a la Breslin, con su carita de no haber roto nunca un plato, matando a los típicos niñatos diseñados para que te caigan rematadamente mal, sonaba como algo cuanto menos interesante.


Lo malo es que la película del debutante Tyler Shields nunca termina de ofrecer todo lo que promete. A pesar de su corta duración (inferior a los 90 minutos), el ritmo es irregular, las muertes poco inspiradas y a ratos, sólo a ratos, incluso parece tomarse en serio a sí misma. El mayor de los pecados en los que puede incurrir este tipo de cintas.

El problema no es que haya un giro inesperado o que el trailer sea engañoso. No, "Final girl" es lo que es, te da lo que te da y punto. Lo malo es que te lo da de forma descafeinada, sin que puedas terminar de disfrutar la "misión" de la protagonista, que se muestra mucho más vulnerable de lo que uno desearía. Es como una especie de "año uno", pero sin la gracia de este tipo de productos. Aparte de que los "año uno" a mí, por lo general, me aburren.

Total que al final todo queda reducido a un plan de los protagonistas no muy bien diseñado y chapuceramente ejecutado, en el que la suerte y la ayuda de cierto alucinógeno será clave para que la Breslin no acabe muerta en la primera media hora. Y cuando te quedas entre dos aguas, sin hacer algo serio, pero tampoco un divertimento al uso, eso nunca termina bien.


Entre los  mayores "peros", está el hecho de que nos quedamos con ganas de saber más cosas de la intrahistoria del personaje de Bentley, en lo que, más que una decisión deliberada, parece un ejercicio de vagancia por parte del guionista, que debió considerar que resultaba muy "cool" dejar unas cuantas preguntas sin respuesta en el aire. Sí, pero eso sólo funciona cuando la historia te aturde, te sacude, te hace vibrar e impide que te concentres en sus errores (así es como lo hizo la, siendo sinceros, muy endeble "Skyfall"). Y, por desgracia, no es el caso.

Una pena. Porque la cosa prometía. Pero es lo que tienen las ideas, que a veces, cuando las trasladas al papel, pierden su fuerza y se diluyen, pasando del "cómo va a molar" al "pssee, no está mal".