9/7/15


"Terminator: génesis" no es una buena película. Ni falta que hace.

Dando por sentado que el canon de Terminator está compuesto por la primera y segunda parte, los responsables deciden, en lugar de hacer una secuela al uso (el horror de "Terminator 3"), o un reboot al estilo "Caballero Oscuro" (la fallida "Terminator: Salvation"), utilizar los elementos y las situaciones más icónicas de las primeras entregas y ya no partir de ellas, sino directamente reutilizarlas. Por ejemplo, el momento en el que John Connor envía al pasado a Kyle Reese... pero ahora visto desde el futuro.

Creo que, en general, como aficionado (a una película, libro, etc...) asistir a los eventos más importantes, pero entre bambalinas, siempre resulta satisfactorio. De hecho, hace poco leíamos que en uno de los nuevos spin offs de "Star Wars" podremos ver cómo fueron robados los planos de la estrella de la muerte. "Terminator: génesis" juega con esto, y más que buscar nuevos espectadores se centra en satisfacer a los ya entregados a la causa. Un poco al revés de lo que hace George Lucas en los Episodios I, II y III.


Una vez que se tiene el público a favor, la manera de mantenerle enganchado es jugar. Creo que uno de los puntos fuertes de la película es la decisión que toman sus responsables ante la siguiente disyuntiva: intentar que todo lo que ocurre sea coherente y esté perfectamente explicado, o despreocuparse de estas cuestiones y, cuando se den cuenta de que se están saliendo de madre, reconocerlo. Obviamente han optado por esta segunda opción: cada vez que se saltan la lógica hacen que un personaje lo asuma en voz alta, dan un par de segundos para la carcajada del público y tiran para adelante. Probablemente no haya explicaciones a muchísimo de lo que pasa, pero mientras el espectador no se lo pregunte hasta salir del cine, vamos bien.

Esto marca el tono de la película, que no para de reírse de sí misma durante todo el metraje. Tanto con la improbable relación paterno-filial entre Sarah Connor y el T-800 (sin hablar de la justificación de que envejezca), o la materno-filial entre Sarah y John, pero sobre todo la relación suegro-yerno entre el T-800 y Kyle Reese; se hace un chiste y a seguir. Además, la cinta cuenta con otro gran elemento humorístico que aprovechan a la perfección: las bromas que se hacían en "Terminator 2" basadas en un robot con ese aspecto que intenta comportarse como un humano siguen funcionando igual de bien que hace 24 años (uff, 24 ya...). Y los guionistas lo saben y lo explotan a base de bien. 


Todo esto en lo que se refiere al guión de la película. Si nos fijamos en la realización, ya sea porque no soy el mayor experto en el género y quizá esté acostumbrado a cintas mucho más dinámicas visualmente, o simplemente porque la anterior película palomitera que había visto era "Mad Max", lo cierto es que no puedo dejar de tener la sensación de que se le podía haber sacado más partido a las escenas de acción, que son constantes durante la película. 

Tampoco se puede afirmar que exista una gran química entre los actores. La elección de Emilia Clarke como Sarah Connor no parece precisamente la más obvia, Jai Courtney como Kyle Reese resulta más bien sosainas, y físicamente Jason Clarke como John Connor, pues no sé yo. Como tengo debilidad por J.K. Simmons no puedo decir nada malo de él, y creo que su personaje merece un spin off que cuente los 33 años en los que está preparándose para la vuelta de Kyle Reese. Probablemente sólo lo vería yo, pero bueno… Y en cuento a Arnold Schwarzenegger, pues da igual lo que haga. Es Terminator.


En definitiva, creo que puede dar la sensación de que lo expuesto hasta ahora es un catálogo de pullas, una lista de fallos que impiden disfrutar de "Terminator: Génesis". En absoluto. Si uno es capaz de desconectar un poco, no esperar que todo esté justificado y dejar que vuelva el recuerdo de cómo se lo pasó viendo las dos primeras películas, con toda seguridad se lo pasará como un enano. Es lo que me ocurrió a mí.