28/5/17


Por si aún no había quedado claro que Miike es un genio capaz de cambiar de género con una facilidad pasmosa, demostrando al mismo tiempo que puede filmar grandes películas independientemente de su temática, hoy tenemos un nuevo (el enésimo) ejemplo: "Shield of straw" (2013). Un thriller policíaco que perfectamente podría ser un blockbuster hollywoodiano.

Atención a la premisa, que es de las que te hacen tener unas ganas locas de ver la película. La policía ha conseguido arrestar a un psicópata, con especial fijación por las niñas pequeñas, que ha dejado a su paso un reguero de cadáveres. El problema es que uno de ellos era el de la nieta de un multimillonario con afán de venganza, que decide ofrecer una abultada recompensa al primero que sea capaz de acabar con la vida del asesino. 

De este modo la misión de dos policías, que han recibido órdenes de escoltar al prisionero del lugar en que se encuentra hasta otras dependencias carcelarias, se complica sobremanera. Porque, mientras intentan cumplir con su deber, tendrán que enfrentarse a toda clase de cazarrecompensas, asesinos...e incluso a otros policías codiciosos, decididos a ser ellos los que cobren la recompensa. Y todo ello sin poder perder de vista tampoco a un criminal peligroso que puede resultar letal si uno se descuida un solo segundo.


"Shield of straw" se convierte en un "16 calles" (la peli de Richard Donner en la que Bruce Willis tiene que escoltar con vida a un testigo importante al que todos quieren matar) pero a lo grande. A lo muy grande. Escenas llenas de adrenalina, perfectamente coreografiadas, que te mantienen en tensión en todo momento (como la escena del metro, una de esas secuencias antes las que sólo cabe ponerse en pie y aplaudir).

Pero, como ocurre con las pelis de Miike, los fuegos artificiales (la película tiene un ritmo digno del mejor Tony Scott) vienen acompañados por un historia sólida, donde hay lugar para el desarrollo de los personajes. Los dos policías principales están perfectamente definidos, y somos testigos de sus dudas, sus miedos, su "¿realmente merece la pena arriesgar la vida por un asesino?".

Ese es el principal dilema moral que plantea la película. Por una parte, uno se pone de lado del anciano millonario y entiende que tampoco pasaría nada porque los policías decidieran ejecutar al asesino (que nunca es presentado como alguien agradable o digno de la más mínima simpatía). Pero por otra están esos servidores de la ley que no quieren ser señalados como aquellos que no supieron cumplir su trabajo (es imposible no pensar en lo sucedido recientemente en México con la fuga del "Chapo" Guzmán")


De este modo se ven obligados a arriesgar sus propias vidas por un asesino de niños que no merece el esfuerzo. Pero no lo hacen por él, sino por ellos mismos. Porque son policías que juraron obedecer las leyes, y a quienes no les corresponde decidir si las órdenes que han recibido son justas o no. Simplemente se les ha encomendado un trabajo y harán todo lo posible por cumplirlo.

"Shield of straw" avanza a ritmo demoledor, hasta alcanzar una parte final que coge al espectador completamente por sorpresa, con un giro de los que ponen la piel de gallina. Porque ese es el gran acierto de Miike: lograr, una vez más, que empaticemos con los personajes y nos preocupemos por lo que les ocurre.


El único "pero" de la película es la excesiva duración de su tercer acto. Diez minutos menos le habrían venido de perlas al film para convertirse una obra maestra sin paliativos. Pero hasta los genios a veces cometen pequeños errores. En este caso uno tan minúsculo que no resulta suficiente como para no seguir afirmando que estamos, una vez más, ante una obra maestra del género.

(¿Saben lo del dvd firmado por Miike que pueden ganar? Si no, tranquilos, que en este enlace se explica todo)