27/5/17


Por más que Hollywood esté falto de ideas y dispuesto a reversionar casi toda película de éxito de cualquier lugar del mundo, algo me dice que jamás hará un remake de la maravillosa "Lesson of the evil" (2012).

Porque el film va de un profesor al que le faltan un par de tornillos. Así que aprovecha una fiesta de Halloween para cargarse a todos sus estudiantes. A puñados. A escopetazo limpio. A su lado, lo de Columbine parece un picnic.

De modo que no, algo me dice que una película así no tendría mucho futuro en Estados Unidos.

Afortunadamente esto es Japón y este es Miike, y juegan en otra categoría con reglas muy distintas. Unas que les permiten hacer una película que no es un slasher al uso, pero tampoco un drama psciológico. No es "Halloween" ni "Tenemos que hablar de Kevin". Es un híbrido que resulta tan aterrador como (confío que entiendan lo que voy a decir), mortalmente entretenido. Porque, seamos sinceros, el protagonista tiene más carisma que todo el instituto junto. Y aunque sabes que está loco, que es el villano y que lo que hace está mal... en fin, Hannibal Lecter se comía a la gente y la gente se siente fascinada por él, ¿no?


Miike, viejo zorro, no es ya que vuelva a cambiar de estilo una vez más, es que juega al engaño dentro de la propia película, que tiene dos partes bien diferenciadas. Durante la primera hora "Lesson of the evil" es bastante comedida. La forma en la que el profesor se encarga de resolver los problemas de la escuela son claramente expeditivos, pero están resueltos con cierta belleza formal, sin apenas sangre, en clave de thriller oscuro.

Pero es como si, llegado un momento concreto, Miike se dijera "vale, ya está, es suficiente" y decidiera desatarse y abandonar cualquier intento de estudio psicológico para, directamente, ir al grano. A la matanza. A lo "divertido" del asunto.

Durante la primera parte de la película nos presenta a un personaje carismático, un profesor simpático y preocupado por sus estudiantes que, vale, no es un ejemplo de salud mental (aunque nadie lo sabe), pero parece decidido a mejorar la vida de sus alumnos, encargándose de solucionar problemas de bullying, acoso sexual, chantaje... Una especie de "El equipo A"  en versión one-man show.


Sin embargo, llega un momento en el que este personaje decide que para qué ayudar a los jóvenes cuando es más fácil volarles la cabeza a todos. Y ahí empieza el desmadre. Un clímax final de 45 minutos que tiene lugar en los pasillos del instituto y que se convierte en una auténtica carnicería, en la que nos damos cuenta de que sí, no es que el protagonista esté un poco mal de la cabeza. Es que está como una puta cabra.

Algo que quizás deberíamos haber adivinado desde el primer momento en que le vemos hablar con su escopeta, poseída por el espíritu de un antiguo compañero de asesinatos (esto es Miike, ¿qué esperábais?) mientras canta una versión alemana de "Maki navaja". Tan delirante como suena.


"Lesson of the evil" no es una película profunda. No contiene elementos de denuncia ni es una reflexión sobre el sistema educativo ni el descenso de un hombre a los infiernos, ni nada por el estilo. Es una macarrada, pura y llana diversión salvaje, destinada a todos aquellos que sabemos diferenciar la realidad de la ficción, y que entendemos que cuando suceden estas cosas en la vida real, es una gran tragedia. Pero que cuando sucede en una sala de cine, es sólo cine y uno puede disfrutarlo sin sentirse culpable por ello.

(Por cierto, ¿recuerdan que estamos sorteando "Audition", firmada por el propio Miike? Si es la primera noticia que tienen, pueden encontrar las bases aquí http://www.todoocio3d.com/2015/07/gana-la-peli-audition-firmada-por.html )