Tal vez hoy vaya a escribir acerca de una de las películas más
inauditas e ignotas del cine patrio y de uno de los directores más
involuntariamente graciosos del cine español, pero también de uno de los más
oscuros y “peculiares”: "El anticristo 2" ("Magic London", 1989) de Germán
Monzó. Y entrecomillo lo de “peculiares” debido al diverso pelaje de los
rumores, ciertos o no, que rodean a la figura de Germán Monzó.
Vayamos a lo verdaderamente importante: las andanzas del
inigualable Germán Monzó .
Este sosias de Ed Wood a la catalana tiene en su haber
hazañas de un calibre apoteósico, tales
como intentar montar "El aullido del
diablo" (Paul Naschy, 1987) y acabar a hostias con el tótem del fantaterror
Paul Naschy. Además, el menda rodó una película de tintes prehistóricos en 1986
en la que los actores que interpretaban a los trogloditas llevaban bambas y en
la cual el actor protagonista, Juan José Gil, era un tipo que cobraba por
pegar palizas a la gente y al que, en enero del 87, le pagaron 18.000 pesetas
para que asesinara al presidente de la Federación de Boxeo. Le asestó unas 20
puñaladas en presencia de su hijo, pero no le mató. ¡Telita
marinera!
Otro de los míticos personajes que formaban la “crew” de
Monzó por aquellos tiempos era John Liu, un fulano realmente chungo del cual
algún día escribiré en profundidad. Liu, una especie de Orson Welles fulero a más no poder
(dirigía, protagonizaba y escribía sus propias infrapelículas), fue detenido porque rodaba pelis porno con menores de edad. Además
contrataba jovencitas para giras “artísticas” en países asiáticos como Corea y, una vez allí, las forzaba a prostituirse. (¡Te cagas!). Fue novio de la devaluadísima
Mónica Pont, actriz en "Hostal Royal Manzanares", y decía que era príncipe.
En Barcelona le llamaban Juan Líos.
Retomando la figura de Monzó, también cabe recordar que en 1992 se trajo a un tal John Campos, que decía tener
un contrato con la Warner. Tuvo los santos cojones de rodar una película llamada
"Ricochet"… que ya existía. Había cogido el guión de "Ricochet" (Russell Mulcahy,
1991), película protagonizada por Denzel Washington y John Lithgow, que se
estaba rodando, y se lo trajo a Barcelona para rodarla él mismo. (¡Los cojonazos
de Germán son octogonales!)
Los trozos de película que se rodaron eran
antológicos: todo el mundo aparecía con las cabezas cortadas. No pagaron a nadie y acabaron en los juzgados.
¡Ah! Y Monzó es hijo de un ex boxeador y se fugó
de niño, desembarcando en Hong Kong. Ha sido concejal del PP y tiene un gimnasio
donde enseña Artes Marciales. Siempre se le ve rodeado de gente extraña como la
arriba descrita.
Lo cierto es que quería
desgranar su película "El anticristo 2", pero la realidad es que dicho filme es
un atentado cinematográfico de proporciones bíblicas cuyo visionado puede
provocar un SIDA de córnea irreversible.
Lo cierto es que el Anticristo no aparece por ningún puto
sitio y sólo pulula por la peli un yonki catalán que lidera una secta satánica
“putapénica” que se dedica al rapto de heroinómanas, a las cuales se zumba bajo
la atenta mirada de sus fieles, que, si bien parecen sacados de los más
selectos poblados gitanos de la periferia, son partícipes de la orgía. Si el
yonkarra es o no es el hijo del demonio es algo que nunca sabremos, pero si lo
es, no ha habido un Damien mejor.
También andan dándose un “voltio” por
este Londres "low cost" - las tomas quemadas de archivo reinan sin control,
como viene siendo norma - un Víctor Israel que parecer tener ganas de irse al
bar más cercano a ventilarse con un sol y sombra, un chino gordaco pero experto
en artes marciales a lo Sammo Hung, mujeres sometidas a sesiones de sado soft y
los componentes de una banda de rock, entre los que se encuentra un ninja que
se sacó el curso en un tutorial de YouTube impartido por un ecuatoriano y que tendrá
una batalla a muerte contra este Anticristo para liberar a su novia.
Como "Double Dragon" pero con yonkis y
con un presupuesto de 25.000 pesetas…
¡Hala! ¡Hasta más ver!