27/6/15



Se nota mucho que estamos empezando el veranito, lo que en términos cinematográficos viene a significar el comienzo de la época de los blockbusters espectaculares para toda la familia. Con esto se garantiza la acción, la adrenalina y la diversión, aunque eso vaya en detrimento del guion, la calidad interpretativa y el drama. Pero soy de la opinión de que debe haber películas de todos los tipos y unas son tan necesarias e imprescindibles como las otras.


Ahora Warner nos presenta a todos "San Andreas", una película de catástrofes naturales donde la famosa falla que atraviesa California decide dar por culo a la superficie, aunque eso signifique llevarse por medio ciudades tan emblemáticas como Los Ángeles o San Francisco (con especial hincapié en sus edificios y monumentos más emblemáticos, claro está). Con "San Andreas" se recupera un poco el cine de lo que antes se llamaba “La humanidad contra la cólera de Dios”.

En los últimos años este género ha estado un poco abandonado, de hecho parecía que era un coto privado de Roland Emmerich y su manía hacía los pobres habitantes del Planeta Tierra. Brad Peyton (con la ayuda de 115 millones de dólares) ha querido recuperar esa sensación de hacernos sentir “pequeños” que transmitían películas como “El Coloso en Llamas”, “La Aventura del Poseidón” o “Terremoto” y hay que reconocer que lo ha conseguido, firmando con “San Andreas” su mejor película hasta la fecha (cierto es que sus aportaciones a sagas mediocres como “Viaje al Centro de la Tierra” o “Como Perros y Gatos” fueron sencillamente infumables)


“San Andreas” funciona como un perfecto engranaje de destrucción, yendo al grano desde el primero momento y mostrándonos a The Rock como el héroe de la función, aunque bastante más comedido que en la saga "Fast & Furious" donde su fuerza y poderío rozaba el disparate, interpretando a un piloto de rescate que llegado el momento pasa de su trabajo y su misión para centrarse en rescatar a su familia que, por supuesto, tiene el don de la oportunidad y se encuentra en el peor sitio posible en el peor momento posible.


Es de agradecer que el guionista Carlton Ruse no se haya molestado demasiado en darle peso a las relaciones familiares ni al sentimentalismo. Por supuesto que hay miradas al infinito y muchos “te quiero” cargados de drama, pero no se hacen molestos (así como esa única bandera americana que hondea al viento superviviente de la debacle natural) de modo que en un pis pas nos han presentado a los personajes. The Rock es el padre divorciado y traumatizado porque no pudo salvar a un hijo, Alexandra Daddario es la hija buenorra que todos nos llevaríamos a la cama (con escena bikini totalmente gratuita en la película) y Carla Gugino hace las veces de madre milf.

En el elenco hay que destacar también un buen puñado de caras conocidas, como Paul Giamatti en el rol de científico al que nadie escucha, Colton Haynes (Arsenal en "Arrow") el ayudante guaperas del héroe, Ioan Gruffudd (Mr. Fantástico) que es el nuevo novio molón de la esposa de The Rock, Archie Panjabi (Kalinda en "The Good Wife", con algún que otro kilito de más) que es la periodista oportunista y Will Yun Lee que es la minoría étnica que debe morir.


Si a este cóctel le sumamos los consabidos excelentes efectos especiales (la escena del tsunami es brutal) y una banda sonora que sabe llevar el tono de tensión alternándolo con el épico, pues nos dacomo resultado una película más que correcta que ha logrado el beneplácito del público con casi quinientos millones de taquilla en todo el mundo (y todavía le queda recorrido) y que no ha sido muy vapuleada por la crítica, lo que siendo el tipo de producto que es, es decir mucho.

Yo ya quiero secuela con The Rock deteniendo un meteorito. Pero sin nave espacial ni nada, con dos cojones.