12/6/15



Te despiertas en una playa extraña, sin saber dónde te encuentras o cómo has llegado allí. Caminas hacia una cabaña que tiene partes (sólo partes) que te suenan, y donde descubres que hay otras cuatro personas. A lo lejos hay un faro extraño que emite una luz que no presagia nada bueno. Pronto atas cabos y te das cuenta de que estás muerta. Que todos los que están en esa cabaña lo están.  Así comienza "Afterdeath", el más que prometedor debut en la dirección de Gez Medinger y Robin Schmidtz.


Decía Medinger durante su visita al festival Nocturna que, tras años tratando de sacar adelante diversos proyectos, finalmente optó por plantearlo todo al revés, y en vez de escribir primero el guión y luego buscar la financiación, primero decidió pensar con qué podía contar (dinero, localizaciones,,,) y luego crear algo a medida.

También comentó que en su primera versión, los personajes no averiguaban que estaban muertos hasta la mitad de la película. Pero que Andrew Ellard, el guionista con el que contactó para que le ayudara a dar forma a la historia, le disuadió de usar esa fórmula, argumentando que el público ya está más que resabiado y que se iban a dar cuenta de la situación desde el principio, por lo que era mejor poner las cartas sobre la mesa cuanto antes.

El cine es un negocio de continuas decepciones en el que es necesario adaptarse a lo que se tiene en vez de llorar pensando en lo que a uno le habría gustado tener. Dicho esto, creo que estas dos circunstancias (tener que hacer una historia pequeña para poder sacarla adelante y cambiar el enfoque inicial) en este caso concreto han terminado beneficiando a la película. Porque de este modo sus directores han podido centrarse en hacer una historia de personajes, en la que, aunque hay un misterio de fondo, éste resulta menos importante que el tratar de entender las motivaciones del quinteto protagonista.


"Afterdeath" es un film cargado de simbología, donde la muy interesante utilización de las luces y las sombras obedece a un plan perfectamente orquestado. El peso de la culpa, las consecuencias de nuestras acciones y cómo lidiar con nuestros pecados son temas muy presentes en una trama que también tiene hueco para las sorpresas (que no voy a desvelar aquí, aunque sí decir que al destino a veces le gusta jugar con cartas marcadas).

Las revelaciones van llegando escalonadamente, mientras los protagonistas poco a poco asumen la responsabilidad de sus actos e intentan sobrevivir (aunque sea en el más allá) a los mismos. A pesar de sus abundantes efectos visuales (numerosos y efectivos, lo que resulta todo un logro para una producción low cost que, sin embargo, tiene una impecable factura visual) al final lo importante, como ocurre en las buenas películas, son los personajes. Sus conflictos internos, sus contradicciones, Su manera de obrar, que terminan teniendo mayor incidencia en el destino de la humanidad de lo que ellos mismos o cualquiera podría haber pensado en un primer momento.

Estamos, una vez más, ante una película aparentemente pequeña que termina por hacerse grande para el espectador. No en vano se alzó con el premio en la sección "Dark Visions" de Nocturna de forma más que merecida. Ahora sólo queda confiar en que consiga distribución a nivel mundial. Podría usar la coletilla "si Dios quiere". Pero teniendo en cuenta cómo se las gasta el más allá, al menos en "Afterdeath", quizás sea mejor dejar a cualquier deidad al margen, no sea que vaya a pensar que la película o los espectadores no somos dignos de su clemencia.