29/6/15


KISS es mi banda favorita, lo digo de antemano para que vayan sabiendo ustedes por donde van a ir los tiros de esta humilde crónica. Les he visto un buen puñado de veces en el nuevo siglo (no pude verles en la gira de formación original de 1996 por falta de medios) y han dado conciertos muy buenos y algunos menos buenos. Pero ninguna me ha llegado tan hondo como el del pasado lunes día 22 de junio.

Llegamos al Palacio de los Deportes de Madrid (me niego a llamarlo por su nuevo nombre) a eso de las 20:30. El ambiente era total, entradas agotadas pese a que era caro de cojones, multitud de gente disfrazada y maquillada, familias enteras con las caras llenas de pintura blanca y negra y mucho buen rollo. Dicen que los teloneros estuvieron muy bien, unos tales de THE DEAD DAISIES, pero no lo sé, porque pese a que ya estaba en mi asiento de la grada, no les hice ni puto caso.


Llegada las nueve y media, se apagan las luces, comienza la típica “Good Times, Bad Times” de LED ZEPPELIN y a partir de ahí llegó el delirio. Una gira de 40 aniversario no es algo a la que todo el mundo llegue, y quien llega, llega tocado, y aquí tuvimos que lamentar que Paul Stanley no cantó una mierda, no llegaba a casi nada y sus gallos estuvieron a la orden del día. Pero que narices, le echó huevos y sobre todo actitud.

Para dejar claro que iban a darlo todo comenzaron con “Detroit Rock City” y la batería desciende desde lo alto, la pirotecnia acompaña al ritmo del tema y Gene Simmons, Paul Stanley y Tommy Thayer aparecen entre el humo ante la histeria colectiva de catorce mil personas. Lágrimas de emoción.

Siguieron con “Deuce”, tomando el relevo en la voz Gene Simmons, lo que supuso también un alivio ,y empalmaron directamente con “Psycho Circus”, que si no me equivoco es la primera vez que escuché en directo. Prometían un temazo tras otro y desde luego no nos iban a defraudar. Destacar que el sonido fue excelente toda la noche y que la mesa de mezclas era analógica, siendo manipulada por un adorable vejete que rondaría tranquilamente los 65 palos.


Continuando con el siguiente bloque, disfrutamos de “I Love It Loud”, “Creatures of the Night” y especialmente “War Machine” con su ritmo hard rock. La banda estaba entregada a su música y al público, Paul Stanley se atrevió a hablar un poco en castellano y terminó con su clásico número escupiendo fuego y clavando una espada en el suelo.

Aquello era un no parar y tras la disfrutable “Do You Love Me” llegó la única concesión a la discografía reciente de la banda con “Hell or Hallelujah” del “Monster”. Si hasta ese momento había algún desgraciado que no se hubiera movido, con los primeros acordes de “Calling Dr. Love” si seguía en la misma posición es porque posiblemente habría muerto.

Uno de los momentos más simpáticos que se vivio fue con los seguratas cara de palo que había en los accesos. Pues bien, uno de ellos no puedo evitar contonearse y dejarse contagiar por el griterío y los saltos del respetable cuando tocaron esa maravilla llamada “Lick It Up”, con la que rebasamos el ecuador de tan maravillosa velada. Luego “God of Thunder” y su ritmo stoner, “Cold Gin” para que nos relajásemos un poco antes de que…

¡Paul volase por todo el estadio! En una tirolina, mientras sus compañeros machaban sus instrumentos con Love Gun, el bueno de Paul tocó toda la canción en una plataforma discotequera y nos dio un pequeño susto al volver al escenario principal, pero nada más.


Ya sólo quedaban los bises que no podían ser otros que “Shout Out It Loud”, mi favorita y archifamosa “I Was Made For Lovin You Baby” y “Rock and Roll All Nite”, que convirtió el Palacio en una auténtica fiesta con toneladas de confeti inundándolo todo.

Posiblemente no vuelva a ver a Kiss en concierto, pero no me importará mucho, porque el recuerdo que tengo de esa noche es imborrable.